BOSTON.- La visita de la presidenta, Cristina Fernández, a Harvard conjugó el genuino interés de los alumnos de la prestigiosa universidad con una serie de matices que dejaron al descubierto la intención de plantear un escenario complejo durante la disertación de la jefa de Estado argentina.
La escena, que se advirtió a través de coincidentes preguntas, planteos y hasta requisitorias guionadas en el recinto, a lo que se sumaron panfletos y hasta algunas cacerolas trasnochadas en las afueras del predio, en definitiva no fueron impedimento para el desarrollo de una jornada catalogada como "altamente positiva" por autoridades de Harvard.
Ya en la larga fila de asistentes de ocupaba toda la extensión de la calle Kennedy, a metros de Harvard Square, un grupo de argentinos repartía tarjetas rojas y panfletos, ambos con la firma de la American Task Force Argentina (ATFA) que integran estadounidenses acreedores de "fondos buitres". La tarjeta roja hacía alusión a la "metáfora futbolística" utilizada por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, que le valió la respuesta de la Presidenta en la ONU: "nosotros no somos un cuadro de fútbol, somos un país soberano", indicó.
El cartón rojo de cotillón, que en definitiva no llegó a ser utilizado en el salón, como al parecer se pretendía, rezaba en inglés: "Por favor, use esta tarjeta si desea hacer una pregunta a la Presidenta Kirchner".
El panfleto, por su parte, enumeraba 12 puntos contrarios a la gestión de gobierno, ilustrados con una foto y preguntando "¿Cuán libre es la prensa en Argentina? Libertades de prensa bajo ataque".
Durante la ronda de preguntas, la Presidenta también escuchó la réplica de otro estudiante sanjuanino que en su introducción mencionó el supuesto "privilegio" de poder preguntar. Previamente otro estudiante venezolano leyó a Cristina una pregunta que, en pocas líneas, indagaba acerca de la poca libertad de expresión en Argentina, precisamente uno de los puntos que destacaba el panfleto repartido en el ingreso.
Otro de los ingredientes planificados se hizo presente a poco de iniciar el discurso, cuando repentinamente se agruparon sobre el ingreso una docena de manifestantes con cacerolas que, apenas fueron grabados por algunas cámaras llegadas desde Argentina, se marcharon del lugar.
Entre los diez jóvenes que formularon preguntas también se presentó una estudiante local llamada Leyn, precisamente quien horas antes se encontraba en el limitado listado de los estudiantes dispuestos a "opinar" para la prensa respecto a la visita de Cristina. (Télam).